UNA VIDA CORTA
DRABBLE DE GAZETTE
[AoixUruha]
"Medio mundo es lo que me hace falta por conocer y cada vez mi pequeño reloj de arena se lleva consigo la poca, o tal vez mucha vida que aun me resta"
Cuando ya has vivido "demasiado" es cuando la vida te comienza a parecer más y más corta, una tierna perspectiva de la vida por parte de Uruha, cuando este ya ve cerca el final...
Y ahora estoy aquí, observando el vasto panorama a través del enorme cristal de ese ventanal de la sala, ese ventanal que yo hubiese anhelado desde joven para esta mi casa, que desde hace unos años se ha vuelto una realidad.
La mayoría de gente me pregunta ¿Cómo es posible que aun ahora disfrute de haber vivido tanto? Yo insisto en que no es así, ahora a mis casi noventa años, la vida me continua pareciendo corta… hay todavía un medio mundo que me gustaría conocer y del cual creo que me quedare con las ganas de disfrutar…
Tengo 87 años, el próximo nueve de junio le agregare un digito diferente a esa cifra. Llevo viviendo en esta casa por mas de cincuenta y cinco años, y por si se lo preguntaban, no, para nada me pesa el estar hablando de cifras tan “grandes”, a mi me seguirán pareciendo pequeñas.
Se dice que dan igual los años vividos, lo importante es el como hayan sido vividos estos.
No, no tengo familia… no conseguimos tenerla… soy el defecto en una relación que por increíble que parezca ha prevalecido a lo largo de mas de medio siglo… no soy capaz de decir algo como que los niños nunca nos hicieron falta, podría asegurar que él siempre los imaginó perdiéndose en medio de las flores del jardín frente a la casa, y muy a pesar de todo no dejo de preguntarme que gano escogiéndome a mi, para él una defectuosa cosa que por siempre le haría sentir incompleto en ese aspecto de la vida.
El viento se cuela por entre las largas cortinas de aquel, mi amado ventanal… se cuela por la sala, entre los muebles… hasta llegar a acariciar mi piel llena de pequeños surcos suaves al tacto, comúnmente llamados “arrugas”; revuelve también mi cabello cano… fresca sensación que provoca a mis ojos a sonreír junto con mis labios, es hora de acabar con mi sesión diaria de terapia eolica acompañada del rocío matinal… un día de estos podría tomar un terrible resfriado, y eso a él no le gustaría… incluso el desea a mi persona por más tiempo a su lado.
Es alrededor de dos años mayor que yo, poco mas, poco menos… a estas alturas ya eso deja de importa… su cuerpo tan fatigado como el mío, hace que cada vez me angustie mas al no saber si seguirá conmigo para su siguiente veinte de enero, su aniversario… y a la vez procuro degustar lo más posible nuestro tiempo compartido. Nunca hemos dejado de estar en activo y procuramos de hacer todo lo que nos permita nuestra salud… hace un par de años incluso fuimos a esquiar…
Nunca en mi vida he comido esa cosa llamada lasagna.
Jamás aprendí a andar en patines.
Y nunca pero nunca me llegaron a gustar los hongos acompañando ninguna de mis comidas.
Medio mundo es lo que me hace falta por conocer y cada vez mi pequeño reloj de arena se lleva consigo la poca, o tal vez mucha vida que aun me resta.
Medio mundo me falta por conocer, el tiempo se va, pero no me cansaré de pensar que… me gustaría seguir haciéndolo alcanzar a tu lado… Yuu…
La mayoría de gente me pregunta ¿Cómo es posible que aun ahora disfrute de haber vivido tanto? Yo insisto en que no es así, ahora a mis casi noventa años, la vida me continua pareciendo corta… hay todavía un medio mundo que me gustaría conocer y del cual creo que me quedare con las ganas de disfrutar…
Tengo 87 años, el próximo nueve de junio le agregare un digito diferente a esa cifra. Llevo viviendo en esta casa por mas de cincuenta y cinco años, y por si se lo preguntaban, no, para nada me pesa el estar hablando de cifras tan “grandes”, a mi me seguirán pareciendo pequeñas.
Se dice que dan igual los años vividos, lo importante es el como hayan sido vividos estos.
No, no tengo familia… no conseguimos tenerla… soy el defecto en una relación que por increíble que parezca ha prevalecido a lo largo de mas de medio siglo… no soy capaz de decir algo como que los niños nunca nos hicieron falta, podría asegurar que él siempre los imaginó perdiéndose en medio de las flores del jardín frente a la casa, y muy a pesar de todo no dejo de preguntarme que gano escogiéndome a mi, para él una defectuosa cosa que por siempre le haría sentir incompleto en ese aspecto de la vida.
El viento se cuela por entre las largas cortinas de aquel, mi amado ventanal… se cuela por la sala, entre los muebles… hasta llegar a acariciar mi piel llena de pequeños surcos suaves al tacto, comúnmente llamados “arrugas”; revuelve también mi cabello cano… fresca sensación que provoca a mis ojos a sonreír junto con mis labios, es hora de acabar con mi sesión diaria de terapia eolica acompañada del rocío matinal… un día de estos podría tomar un terrible resfriado, y eso a él no le gustaría… incluso el desea a mi persona por más tiempo a su lado.
Es alrededor de dos años mayor que yo, poco mas, poco menos… a estas alturas ya eso deja de importa… su cuerpo tan fatigado como el mío, hace que cada vez me angustie mas al no saber si seguirá conmigo para su siguiente veinte de enero, su aniversario… y a la vez procuro degustar lo más posible nuestro tiempo compartido. Nunca hemos dejado de estar en activo y procuramos de hacer todo lo que nos permita nuestra salud… hace un par de años incluso fuimos a esquiar…
Nunca en mi vida he comido esa cosa llamada lasagna.
Jamás aprendí a andar en patines.
Y nunca pero nunca me llegaron a gustar los hongos acompañando ninguna de mis comidas.
Medio mundo es lo que me hace falta por conocer y cada vez mi pequeño reloj de arena se lleva consigo la poca, o tal vez mucha vida que aun me resta.
Medio mundo me falta por conocer, el tiempo se va, pero no me cansaré de pensar que… me gustaría seguir haciéndolo alcanzar a tu lado… Yuu…
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